Julia llevaba
todo el día sin terminar lo que se había
propuesto en el trabajo. Y, lo que era
peor, no tenía preparado su papel en la obra de teatro para el ensayo
de esa misma noche. Entre sus aficiones, además de la fotografía, figuraba el
arte escénico. Ya de pequeña destacaba en
los actos culturales y de fin de curso en el colegio de las monjas
interpretando los más variados papeles en el escenario cantando, bailando y sobre
todo dando vida a pequeños personajes.
Luego entró a
formar parte de un grupo teatral que
regularmente representaba obras de autores nuevos con cierto éxito.
El causante
de todo este desajuste laboral era Pablo. No había dejado de recordarlo en toda
la jornada. Revivió el momento que se conocieron, el día que se incorporó al grupo teatral y especialmente
en lo sucedido en la última representación.
Cuando se lo presentaron
le dijo que tenía un nombre precioso y era de procedencia romana; derivaba de Julio y lo llevaron grandes personajes femeninos del
Imperio. Lo primero que la cautivó fue
su timbre de voz tan varonil y esa inigualable sonrisa que lucía en su
rostro.
Pablo siempre
procuraba estar a su lado a la menor ocasión, se las pintaba sólo para
conseguirlo. El resto del grupo no era ajeno a esta velada pero reiterada
inclinación de Pablo hacia Julia aunque ella aparentaba no darse
cuenta, si bien estaba pendiente del efecto que causaba en él cuando estaban
juntos.
Sus
compañeros hacían cábalas sobre cuándo se produciría la declaración de Pablo y
seguían a distancia los movimientos de ambos.
Julia quería
dar tiempo al tiempo, se sentía bien
como estaba pero no dejaba de reconocer en su fuero interno que Pablo le
gustaba cada vez más.
No
ignoraba que un día u otro debía de
aceptar la compañía de un hombre y si no lo había hecho antes era porque temía
no acertar en su decisión.
Pablo era
atento y divertido y se las ingeniaba
para que, tras despedirse, siguiera pensando en él y se le hiciera
interminable el momento de volverle a ver.
Tras la última
representación de "El momento de la
verdad", todo se había precipitado. Se trataba de una comedia desenfadada sin otra pretensión que
los espectadores pasaran un rato entretenidos.
En la obra, uno de los protagonistas, tras suspirar por el
amor de una mujer durante años sin atreverse a confesárselo, lo hacía por fin
venciendo su timidez.
Sucedió
entonces que, en la actuación que
cerraba la temporada, en la escena que intervenían ellos dos, Pablo le declaró
su amor en el escenario. Sin que nadie que no fuera ella, se percatase de ello. Cambió las frases
y el sentido de la confesión del
cohibido personaje de la obra de tal manera que era él, Pablo, quien se declaraba realmente a Julia y no a
Edelmira, la otra figura de la comedia.
Pensó en la
curiosa coincidencia del título de la obra con ese "momento de la
verdad" que había tenido con Pablo y se había manifestado a la vista de los
espectadores, como si tal cosa.
Paralelamente
a la declaración de Pablo, Julia improvisó sobre la marcha y dio el esperado
"sí" a Pablo no como Edelmira, sino siendo ella misma, Julia. Fue
como un acto reflejo que le salio espontáneo, asombrada por ese súbito impulso y
felizmente liberada al haber expresado
sus sentimientos.
Camino de los
vestuarios Pablo le dirigió una significativa mirada a lo que ella respondió
con un tímido gesto de asentimiento.
Sonrió para
sus adentros al rememorar ese modo tan
original de declararse y que luego siempre
recordarían de modo muy especial.
Al levantar
la vista y mirar a través de la ventana, lo vio. Allí estaba Pablo, como
siempre, esperándola, con un ramo de flores.
Se besarían y
al decirle él una frase bonita ella se sonrojaría. Trató de imaginar cómo iba a
ser su vida a partir de ahora. La de los dos viviendo un amor
surgido sobre las tablas de un escenario. Una vida en común con un comienzo y
sin final a la vista; un día a día sin
guión previo, sin director, sin diálogos aprendidos, todo improvisado en cada
momento, siendo ellos mismos actores y público en el gran teatro de su vida.
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Me gustan tus relatos porque en ellos el amor siempre está presente ,aunque es verdad que como un ideal a conseguir.Me alegro que en este último hagas salir a tus protagonistas de sus sueños para vivir algo real ,que aún con dudas son capaces de afrontar.
ResponderEliminarMuy acertado el comentario anterior; me sumo a él.
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